miércoles, 12 de septiembre de 2007

APERTURA 2007 FECHA 8




River sigue su travesía en el torneo convertido en un enigma. A todo lo que le sucede, sea bueno, regular o malo, cuesta encontrarle una explicación. Algo fantasmal lo recorre. Dejó boquiabierto al ambiente futbolístico con su goleada del último domingo por 5-0 sobre Vélez, en lo que conformó una gran seguidilla de local. Pero no avanzó. Ayer no sólo volvió a trastabillar de visitante, sino que también perdió autoridad cuando más lo necesitaba, y por eso es arduo encontrar razones para entusiasmarse. 
 Este River al que las cosas se le presentaban mejor, que exploraba una recuperación, perdió con Arsenal casi sin darse cuenta. Con más melancolía por lo que podría ser un atisbo de regularidad que por el dolor de haber quedado más lejos de la punta. Arsenal ni siquiera necesitó jugar bien para superar a un rival tan cambiante. Fue un vencedor que entendió como aprovechar los descuidos decisivos de los millonarios y machacó en ataque con el empuje como estandarte.

A los 90 minutos de un partido complicado para calibrar, principalmente por la cantidad de agua que se acumuló en el campo, se los podrá revisar minuciosamente, o dar vuelta como una media, y simplemente se encontrarán los goles y no mucho de fútbol, aunque servirá para sacar otro tipo de conclusiones. Como para echar luz sobre las identidades de ambos equipos. Porque River aún es un proyecto en etapa de ajuste y sincronización, distante de una formación madura y con oficio. Y porque Arsenal no le dio descanso a su superación constante. 
Cuando la pelota corre poco o lo hace en algunos sectores pero en otros no, la táctica busca orden como puede. La mente, decisión. El físico, potencia, velocidad y resistencia. Cuando un equipo consigue desplegar su mejor versión es porque logró encadenar cada uno de estos aspectos. Y en este rubro, River mostró una buena imagen en la primera etapa y en la que se fue ganador después de un zurdazo fuerte y arriba de Marco Ruben. 
Después, no logró sostener sus virtudes y jugó según los vaivenes de algunas de sus individualidades. Y sufrió. Generalmente es cuando sus hombres creativos (Augusto Fernández, Belluschi y Sixto Peralta) no ofrecen toda su precisión y ese hilo invisible que ata aquellas particularidades con un toque de distinción se corta. Entonces, la conclusión se vuelve inevitable: regala protagonismo.
 

Una prolija copia de esta descripción respetaron fielmente ayer los millonarios en el segundo tiempo. Y el duro Arsenal fue el verdugo que les sirvió el fixture del Apertura. El equipo de Alfaro, duro, pesado, experto en forcejeos, se limitó a llevar el partido hacia adelante con fuerza hasta que acertó. Y alcanzó la igualdad transitoria a través de una espléndida chilena de Aníbal Matellán, después de que muchas pelotas revolotearan cerca del arco de Ojeda. 
Con los cambios del segundo tiempo, Arsenal planteó un poco más la lucha en terreno adversario. En cambio, enfrente, River se sintió menos cómodo y seguro en la contención a partir de la salida de Ahumada. Passarella ahora lo tiene como fundamental en su columna defensiva, pero por un golpe salió y la tarea de Ponzio para quitar y tapar huecos no estuvo a la misma altura. Además, Belluschi no encontró en Abelairas a un socio para llevar el juego unos metros más adelante; en realidad, en la salida y el ataque, River volvió a una expresión inarticulada, con la gambeta en cuentagotas de un cansado Ruben y la inactividad de Zárate, que ingresó en los minutos finales.
 
Durante poco más de media hora se repitieron las insinuaciones de los locales, siempre al compás de los impulsos de los ingresados Alejandro Gómez y Biaggini y del lateral Javier Gandolfi, hasta que el defensor surgido de las inferiores de River se filtró de la derecha para el medio, entre Villagra y Ponzio, llegó a ponerse en posición de remate y resolvió la situación con un zurdazo al gol. 
Otra vez la frustración para River y el festejo para el rival de turno. El resultado fue derrota y a River la amargura no se la quita nadie.
 
3 son las victorias del conjunto de Sarandí como local frente a River en seis partidos; los millonarios ganaron dos y hubo un empate.
 
LO CURIOSO
Uno lo festejó con todo; el otro, casi nada
Por su pasado xeneize, Matellán festejó con alma y vida su gol; mientras que Gandolfi no hizo lo mismo por haber surgido de las inferiores de River.
 

APERTURA 2007
MIERCOLES 12 DE SEPTIEMBRE
FECHA 8
SARANDI

ARSENAL 2
Aníbal Matellán, Javier Gandolfi

RIVER PLATE 1
Marco Ruben
 

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