APERTURA 2005 FECHA 1
POSTERGADO
DIEGO ARMANDO MARADONA
VIERNES 2 DE SEPTIEMBRE
Argentinos Juniors 0
Arsenal de Sarandí 0
Tenía derecho a ilusionarse la gente de Argentinos. De palpitar el placer de quedar como único puntero del torneo, ante un Arsenal que llegaba golpeado. La presencia de Diego Armando Maradona en el estadio que lleva su nombre le sumó una cuota de magia al momento Pero la noche no fue completa. El sueño de apoderarse de la punta quedó trunco pero las ilusiones siguen intactas. Porque Argentinos se sumó al lote de siete punteros que tiene el Apertura.
Cuando el fútbol gira hacia el terreno de la disputa, de las pelotas paradas, la especulación, de la marca, del despliegue físico pero no técnico, entra en el terreno donde se desluce el juego. Esa fue la característica de los primeros 35 minutos. Fue el tiempo que tardó Argentinos en volcar en el juego lo que había mostrado en apariencia. Es cierto que intentó aprovechar con las pelotas paradas la indecisión de los defensores de Arsenal, pero cuando se soltaron Machín por derecha y Córdoba por izquierda —Pisculichi no lució como en anteriores partidos—, quedó demostrada que la ambición del local era mucho mayor.
Arsenal fue apenas esa mediavuelta del uruguayo Piriz Alvez a los 3 minutos que encontró bien ubicado a Pontiroli. Javier Morales apareció de a ratos y los delanteros estaban bien controlados. Argentinos tuvo su primer gran chance a los 13 minutos, en una jugada polémica: Pisculichi envió un tiro libre desde la izquierda, cerrado, Pareja apareció por el segundo palo y Dreer rechazó el balón, que en apariencia traspasó toda la línea de gol. Pero Furchi dejó seguir la jugada. El debutante Dreer también se lució a los 26 minutos cuando atrapó un zurdazo impecable de Pisculichi. Los últimos diez minutos de la primera fueron un monólogo de Argentinos, que desplegó, con toque y circulación, su mejor fútbol. Herbella no llegó a interceptar un centro de Pisculichi. Lo tuvo Córdoba y Dreer se lució enviando el balón al córner. Del tiro de esquina llegó el remate final de Carrario que reventó el travesaño. Y enseguida, tras un centro cerrado de Machín, apareció Carrario pero le pegó con la rodilla y se fue apenas desviado.
Esa ráfaga final del primer tiempo fue todo lo que le quedó Argentinos. En el segundo perdió dominio de la pelota y casi no llegó al arco de Arsenal. La visita se despertó en la parte final, emparejó la lucha en la mitad del campo, se soltó Esmerado y Almada se transformó en figura controlando bien a Machín y proyectándose permanentemente. Arsenal contó con tres situaciones clara de gol. Primero un cabezazo de Silvio González —se distrajeron los centrales— encontró bien parado a Pontiroli, quien después controló bien un remate cruzado de Mannara. A los 13 minutos, Pontiroli respondió en forma brillante enviando al córner un cabezazo de Piriz Alvez.
Luego la lucha siguió pareja, pero ninguno encontró el camino del gol.
Cuando el fútbol gira hacia el terreno de la disputa, de las pelotas paradas, la especulación, de la marca, del despliegue físico pero no técnico, entra en el terreno donde se desluce el juego. Esa fue la característica de los primeros 35 minutos. Fue el tiempo que tardó Argentinos en volcar en el juego lo que había mostrado en apariencia. Es cierto que intentó aprovechar con las pelotas paradas la indecisión de los defensores de Arsenal, pero cuando se soltaron Machín por derecha y Córdoba por izquierda —Pisculichi no lució como en anteriores partidos—, quedó demostrada que la ambición del local era mucho mayor.
Arsenal fue apenas esa mediavuelta del uruguayo Piriz Alvez a los 3 minutos que encontró bien ubicado a Pontiroli. Javier Morales apareció de a ratos y los delanteros estaban bien controlados. Argentinos tuvo su primer gran chance a los 13 minutos, en una jugada polémica: Pisculichi envió un tiro libre desde la izquierda, cerrado, Pareja apareció por el segundo palo y Dreer rechazó el balón, que en apariencia traspasó toda la línea de gol. Pero Furchi dejó seguir la jugada. El debutante Dreer también se lució a los 26 minutos cuando atrapó un zurdazo impecable de Pisculichi. Los últimos diez minutos de la primera fueron un monólogo de Argentinos, que desplegó, con toque y circulación, su mejor fútbol. Herbella no llegó a interceptar un centro de Pisculichi. Lo tuvo Córdoba y Dreer se lució enviando el balón al córner. Del tiro de esquina llegó el remate final de Carrario que reventó el travesaño. Y enseguida, tras un centro cerrado de Machín, apareció Carrario pero le pegó con la rodilla y se fue apenas desviado.
Esa ráfaga final del primer tiempo fue todo lo que le quedó Argentinos. En el segundo perdió dominio de la pelota y casi no llegó al arco de Arsenal. La visita se despertó en la parte final, emparejó la lucha en la mitad del campo, se soltó Esmerado y Almada se transformó en figura controlando bien a Machín y proyectándose permanentemente. Arsenal contó con tres situaciones clara de gol. Primero un cabezazo de Silvio González —se distrajeron los centrales— encontró bien parado a Pontiroli, quien después controló bien un remate cruzado de Mannara. A los 13 minutos, Pontiroli respondió en forma brillante enviando al córner un cabezazo de Piriz Alvez.
Luego la lucha siguió pareja, pero ninguno encontró el camino del gol.
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