domingo, 7 de noviembre de 2004

LA MURALLA LIMIA


SARANDI
07 DE NOVIEMBRE
APERTURA 2004
FECHA 14
12000 PERSONAS


Arsenal de Sarandí 1
Santiago Hirsig

San Lorenzo de Almagro 1
Ezequiel Lavezzi



¿Cómo se puede ganar si no se ataca? ¿Cómo se logran los tres puntos en juego cuando los equipos no saben cuándo, cómo ni por dónde? ¿Y qué partido resulta de la lucha de dos conjuntos que saben defenderse bien, pero que están perdidos -literalmente- si la consigna es avanzar con la pelota en su poder? Malo, pobre, chato. Y lo más inquietante es que uno de los conjuntos -el más poderoso, el que le engaña a la tabla con posibilidades de gloria- está a cinco puntos del liderazgo, con una campaña deslucida y con una fisonomía definida, en la que el protagonismo no encaja en su definición.

Porque San Lorenzo no ataca. Cuando tiene la obligación de avanzar -si anoche ganaba, quedaba a tres puntos de Estudiantes, con Newell´s como próximo adversario-, no sabe cómo hacerlo. No tiene claridad, no tiene profunidad. Depende de Leandro Romagnoli, que está cerca de escribir su capítulo final en el Ciclón, porque se iría a fines de diciembre, si aparece la oferta pretendida. Depende de Ezequiel Lavezzi, un delantero entusiasta, pero que solo no puede jugar. Germán Herrera aún no aparece. Pablo Barrientos se ocupa más de la marca que de la creación. Y el resto, marca. Esa función sí la conoce a la perfección el equipo que dirige Hector Veira, aún con la ausencia de Walter García, su mejor valor en el fondo.

En la otra frontera, Arsenal mostró que sigue dolido por la eliminación en la Copa Sudamericana. Y sufre un mal que ya es su sello distintivo: no ataca. No es que no sabe: no se lo propone, lo que es mucho peor. Y más aún, después del gol de Santiago Hirsig, que aprovechó un innecesario adelantamiento de la última línea azulgrana y definió con alma y vida.

Lo maniató el gol a San Lorenzo, acostumbrado a un campo de juego amplio, como el Nuevo Gasómetro. Limia le contuvo un derechazo a Romagnoli un rato antes del descuido defensivo de la defensa de Arsenal, que le permitió a Lavezzi marcar un bonito gol de palomita.

De aquel discreto primer capítulo continuó un segundo tiempo cubierto de imprecisiones y alarmante falta de ingenio. Arsenal se conformó con la igualdad -a pesar de que ganó apenas dos partidos en el Apertura- y San Lorenzo avanzó con tanto desdén, que parecía que no pretendía subir otro escalón en la engañosa tabla de posiciones.

Un cabezazo de Santana y un remate de Montillo (ingresó por Romagnoli) provocaron la reacción de Limia, pero fueron episodios aislados, no por ataques construidos con certezas colectivas.

Entre varios fallos erróneos del juez Oscar Sequeira y mientras los hinchas de San Lorenzo exclamaron un desesperado Y pongan h... que tenemos que ganar, el desarrollo se esfumó con la lógica del empate, que acaso le sirva a Arsenal, pero que a San Lorenzo lo devuelve a su realidad.

Porque a pesar de que se encuentra a cinco puntos y el viernes será el anfitrión de Newell´s, su juego es peligroso sólo cuando el adversario de turno le deja espacios. Cuando lo atacan. Porque si de San Lorenzo depende, el protagonismo será apenas un deseo que decepciona.

LA FRASE
Burruchaga, enojado

"Quedó demostrado que nosotros no andamos con el caballo del comisario. Siempre se dice lo mismo, pero Sequeira cobró todo para San Lorenzo. Hubo un penal a Mazzoni y varias cosas más", dijo Jorge Burruchaga, entrenador de Arsenal.

LO DESTACADO
Por la Sudamericana

"Fue algo histórico. Estoy orgulloso de este equipo", comentó Julio Grondona, presidente de Arsenal, en referencia a la eliminación de la Sudamericana, el jueves último, en La Paz.

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