LA PLATA
28 DE NOVIEMBRE
APERTURA 2004
FECHA 17
16000 PERSONAS
Gimnasia La Plata 0
Arsenal de Sarandí 3
José Luis Calderón, Germán Denis, Matías Escobar e/c
Nada peor le puede pasar a un arquero, a su defensa, a su equipo con DT y todo lo demás, a los fotógrafos de los diarios y los relatores, a los líneas, a quienes recién llegaron a la cancha y los que ya estaban, a los que preparaban el mate y la radio en sus casas, nada peor le puede pasar a todos ellos, en suma, que un gol a los 20 segundos de comenzado el partido. Porque nunca nadie está bien acomodado en nada más que 20 segundos y cuatro toques, salvo, notable excepción, el delantero José Luis Calderón, que merodeaba el área y optó por peinar un centro exacto de Espínola para cambiarle el destino a la pelota y transformar la nada que transcurre en 20 segundos en el todo que a fin de cuentas sirvió para definir el destino del partido.
Porque todo cambió a partir de entonces: la planificación previa, la regulación de energías, la ocupación de los espacios. Arsenal, que ayer dictó cátedra de fútbol funcional, que se robó el invicto de Gimnasia de local y que conserva la patria potestad —el Lobo nunca le ganó en 5 partidos—, demostró que se puede jugar bien con un equipo que carga GNC -Gana Nomás Comienza-, y que reparte los sectores de la cancha como si fuera un pastel. Colmo de males para los de Ischia: cuando el arco del seguro Limia se empezaba a sacudir como un flan, Hirsig ganó un rebote y abrió a Denis, que sacó un latigazo cruzado que le picó mal al tardío achique de Nereo Fernández. Efectividad perfecta: dos tiros, dos goles.
No era la tarde de Gimnasia. Porque si bien apretó en todos los sectores de la cancha, lo hizo lejos del área rival, nervioso y a contrapierna. Hasta que la falta de libreto ofensivo lo transformó en el no deseado Deportivo Centro que no hizo más que facilitar el despeje de Arsenal, que para capturar rebotes parece mandado a hacer, que trianguló hacia atrás para organizar la salida limpia y que cometió faltas lejos del área para controlar sin inconvenientes el posterior tiro libre sin destino preciso que toda la tarde ejecutó —mal— Gimnasia.
Ischia modificó el tablero con el ingreso de Bartelt por el Mellizo Gustavo y Gimnasia fue por su gol en el complemento. Le rodeó el rancho a Limia y a Casteglione —perfecto en cada cierre— y, cuando su resistencia parecía sucumbir, llegaron las reservas del Séptimo de Caballería en el preciso instante en que Calderón atacó por derecha y sirvió un centro que se llevó por delante Matías Escobar para convertir, en contra, el tercer gol de la visita. Y chau Lobo, que buscó sin puntería hasta el final y lleva 325 minutos sin alaridos.
Porque todo cambió a partir de entonces: la planificación previa, la regulación de energías, la ocupación de los espacios. Arsenal, que ayer dictó cátedra de fútbol funcional, que se robó el invicto de Gimnasia de local y que conserva la patria potestad —el Lobo nunca le ganó en 5 partidos—, demostró que se puede jugar bien con un equipo que carga GNC -Gana Nomás Comienza-, y que reparte los sectores de la cancha como si fuera un pastel. Colmo de males para los de Ischia: cuando el arco del seguro Limia se empezaba a sacudir como un flan, Hirsig ganó un rebote y abrió a Denis, que sacó un latigazo cruzado que le picó mal al tardío achique de Nereo Fernández. Efectividad perfecta: dos tiros, dos goles.
No era la tarde de Gimnasia. Porque si bien apretó en todos los sectores de la cancha, lo hizo lejos del área rival, nervioso y a contrapierna. Hasta que la falta de libreto ofensivo lo transformó en el no deseado Deportivo Centro que no hizo más que facilitar el despeje de Arsenal, que para capturar rebotes parece mandado a hacer, que trianguló hacia atrás para organizar la salida limpia y que cometió faltas lejos del área para controlar sin inconvenientes el posterior tiro libre sin destino preciso que toda la tarde ejecutó —mal— Gimnasia.
Ischia modificó el tablero con el ingreso de Bartelt por el Mellizo Gustavo y Gimnasia fue por su gol en el complemento. Le rodeó el rancho a Limia y a Casteglione —perfecto en cada cierre— y, cuando su resistencia parecía sucumbir, llegaron las reservas del Séptimo de Caballería en el preciso instante en que Calderón atacó por derecha y sirvió un centro que se llevó por delante Matías Escobar para convertir, en contra, el tercer gol de la visita. Y chau Lobo, que buscó sin puntería hasta el final y lleva 325 minutos sin alaridos.
Burruchaga, el gran "enemigo" de Gimnasia
Los hinchas de Gimnasia no le perdonan nada a Jorge Burruchaga: su amistad con Carlos Bilardo, su fallido penal que decidió la suerte de Vélez en la etapa clave del campeonato Clausura 96 —con el Lobo subcampeón— y su paternidad como técnico de Arsenal, que prolongó su racha de dos triunfos y tres empates. Ayer, cuando el equipo de Sarandí paseaba otro triunfo por el Bosque, el DT entró en conflicto con los plateístas al responder sus insultos.
Reflexivo, comentaba luego en vestuarios: "Las cosas que sucedieron en la cancha son propias de un partido de fútbol y nada más. No me molestan. Había que salir rápido por los costados para contrarrestar la presión de Gimnasia. Lo bueno fue saber manejar los tiempos. Ganar aquí 3 a 0 es algo muy significativo".
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