domingo, 3 de octubre de 2004

TANTA POBREZA



SARANDI
3 DE OCTUBRE
APERTURA 2004
FECHA 9
15000 PERSONAS

Arsenal 0

Racing 0


No pudo, ni con sus urgencias ni con su desconcierto futbolístico, con cierta tendencia al juego individual y muy distante del ideal colectivo. Racing no encuentra la fórmula para superar su presente cuestionado y desalentador, que tampoco vislumbra una mejoría porque su buen fútbol sigue ausente. Arsenal fue el adversario con el que debía quebrar ese pesado lastre de cinco derrotas consecutivas, pero apenas consiguió un empate sin goles que lejos estuvo de aquietar sus turbulentos días. Y quedó en deuda.

En su empresa, a Racing también le faltó actitud, no sólo fútbol. Fue una suerte de ideas dispares que nunca convergieron en un fin común, en este caso, en la coincidencia de cómo y cuándo doblegar a un adversario ordenado, que en la primera etapa le causó algunos dolores de cabeza con la habilidad de Rivas y Morales. La Academia sufre su anemia de goles porque ni siquiera encuentra situaciones para concretarlos. Mirosevic, ayer de muy pobre desempeño, hizo que su intermitencia interrumpiese el enlace con los delanteros, López y Mannara, acotados a la fortuna de algún pelotazo que nunca llegó.

Para peor, Arsenal hizo honores a su juego ordenado y comprometido para desbaratar con simplicidad los centros frontales de su adversario. Y entonado, acaso, con el trago copero de haber eliminado a River de la Sudamericana, insinuó que tiene con qué pelearles a los grandes. Fue suficiente un remate de Morales, que dio en el travesaño, para llamar a los fantasmas de la duda que hoy persiguen a Racing. Este Racing que prefirió resguardar su arco antes que arriesgar con algún ataque desolado de sus delanteros.

Fillol quedó obligado a encontrar respuestas en el banco de los suplentes, en el segundo capítulo. Pero los nombres que eligió para cambiar la historia (Darío Husain y Sebastián Penco) no arrojaron ningún aspecto positivo. El primero, por su gambeta intrascendente, y el segundo, por su inexperiencia en la categoría.
Arsenal se redimió ante su cansancio, pero esa cuestión no le impidió manejar el partido sin sufrir sobresaltos. Fue un observador privilegiado de las impericias ajenas y con eso le bastó para irse satisfecho; cuando por méritos propios, seguramente, mereció más que un punto. A Racing le quedó una ambigüedad de sensaciones; el alivio por un punto que cortó una racha, y el desaliento por una propuesta futbolística vacía de buenas ideas y sometida a la incertidumbre de sus ejecutores.

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