ADIOS MONCHO!

Se va el gran capitán

En este fin de temporada otro símbolo histórico del Arse abandona el fútbol competitivo. Se trata de Carlos David "Moncho" Ruiz, defensor central, sobreviviente del ascenso, de aquellos partidos heroicos en cuanta cancha nuestro equipo jugó.
Es poseedor del récord de presencias en la formación titular, superando los 400 partidos contando el Nacional B y Primera División.

Capitán de recordadas batallas, su trayectoria está impregnada de celeste y rojo.

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A fines de 1993, un joven jugador de 22 años tenía una nueva oportunidad en el fútbol. Venía de las inferiores de Racing Club, donde por esas cosas del destino no logró consolidarse.
Pero Arsenal, que en aquella época disputaba el Nacional B, le brindaba la chance de demostrar sus cualidades. Debutó el 10 de Noviembre contra el entonces Deportivo Italiano, sin embargo, su primer partido de arranque sería el 20 de Marzo de 1994, en un empate frente a Almirante Brown.

Con el transcurrir de la década del 90', el Moncho se volvió un ídolo del Arse, por su regular presencia en los partidos, por la solidez de su nivel en la defensa y por transmitir seguridad y confianza a los demás jugadores. Sin embargo, el equipo deambulaba por la mitad de tabla del Nacional B y el objetivo de cada temporada era sumar la mayor cantidad de puntos posible para mantener la categoría, por ello el sueño de la Primera División parecía lejano y casi irrealizable.

Por suerte para el Moncho, él no se quedaría con las ganas de jugar en la "A". El nuevo milenio pareció haber traído la esperanza al Arse, de que la ilusión de alguna vez codearse con los grandes de la Argentina se volvería realidad. El año 2001, Ruiz ya era el gran capitán del equipo y uno de los referentes a la hora de hablar de Arsenal. Aquella temporada la ilusión de subir se hizo realidad, pero en un triste partido jugado contra Brown de Arrecifes, quedamos fuera del ascenso a Primera. Ese duro golpe motivó al plantel para ir con todo la temporada siguiente a quedar en la historia y destrozar todos los pronósticos.

El año 2002, esos 6 meses de oro, en que Arsenal hizó caso omiso a las habladurías de siempre, en que cada partido era una guerra y se jugaba con el alma, el Moncho se destacó como el baluarte psicológico del equipo. En esas recordadas definiciones con el Porve jugadas en cancha de Lanús y luego la increíble serie frente a Gimnasia y Esgrima de Entre Ríos, que terminaron con el ascenso a Primera, allí el Moncho terminó de consolidarse como el símbolo del equipo.

Y como olvidar los campeonatos iniciales en la A. Aquella defensa con Alvarez, Espínola, Molina y el Moncho era garantía de que el partido sería luchado y los rivales no la tendrían fácil. Durante el Apertura 2002, el Clausura 2003, el Apertura 2003 y el Clausura 2004 tuvo presencia casi perfecta, se perdió apenas 5 o 6 partidos, todos por suspensión.

El año 2004 pintaba para ser muy bueno para el Arse. Jugaba por primera vez una Copa y el Moncho participó activamente. Pero en un partido frente a Olimpo, en Bahía Blanca sufre una grave lesión: fractura de mandíbula y además volvió a resentirse de la rodilla izquierda, ya que arrastró dolores en esa zona durante un buen tiempo. Fue un largo receso para Ruiz, incluso llegó a comentarse sobre su retiro del fútbol. Estuvo más de un año sin jugar un partido, pero aún así decidió quedarse en Arsenal y esperar la recuperación para al menos volver a vestirse la celeste y roja.

En el Clausura 2006, el Moncho fue nuevamente convocado a un partido profesional. Y para el ciclo que recién comenzaba, el de Gustavo Alfaro, fue tenido en cuenta. Quizás porque luego de aquella lesión no volvió a ser el mismo. Por suerte, apareció en los momentos importantes y participó en el nuevo logro de Arsenal, clasificar a las 2 copas, Libertadores y Sudamericana.

Y fue uno de los que más disfrutó la obtención de la Copa Sudamericana. Siempre desde el banco, alentando al equipo, siempre las dedicatorias eran para el Moncho, aquel jugador que confió en sí mismo y no abandonó su sueño cuando todo parecía cuesta arriba. Que todas las veces en que el Arse lo necesitó estuvo ahí, y que fue capaz de brindarse por entero cada vez que entraba a la cancha.

Gracias por todo!!!

Moncho, siempre bancando en los momentos decisivos.