domingo, 2 de diciembre de 2007

VAMOS POR LA COPA!!


Si de oportunidades históricas se trata, la de Arsenal en esta Copa Sudamericana no tiene nada que envidiarle a la de Lanús en el ámbito local. El conjunto de Alfaro llegaba al Estadio Azteca para visitar al durísimo América, por la final de ida del torneo continental. Los más de dos mil metros de altura sobre el nivel del mar y un rival que juega realmente bien eran el último escollo de este sorprendente equipo argentino para alcanzar el primer título de sus 50 años de historia. Aunque en la previa se había dicho que la regla no regía en el partido decisivo, el gol fuera de casa también valía doble en esta serie.

Cuando la pelotita empezó a rodar, los mexicanos se pararon en la cancha con mucha actitud y rápidamente se convirtieron en claros dominadores. Una precisión admirable, tranquilidad extrema y paciencia de araña eran las principales virtudes de un América que se mostraba muy superior en el comienzo. Dentro de este panorama, sólo debieron pasar cinco minutos para que el desarrollo se viera reflejado en el resultado. Insua metió un lindo centro pasado, de zurda y desde la izquierda, y Cabañas le ganó la espalda a Matellán. Cuenca no pudo hacer nada ante el cabezazo cruzado del paraguayo y el local se puso 1-0. Había pasado poco, pero estaba bien.

A partir de ahí, los dirigidos por Brailovsky justificaron ampliamente la diferencia y crearon chances para aumentar. Tras una asistencia de Cabañas, Fede Insua intentó gambetear a Cuenca y la pelota se le fue de la cancha. Al ratito, Hernán López inquietó con un cabezazo. Era todo del América, que manejaba el trámite a placer. Sin embargo, a quince del descanso, el oportunismo de Arsenal volvió a relucir por su brillo. A la salida de un tiro libre desde la derecha, Matellán ganó en las alturas por atrás de todos y puso la testa. La bola se coló contra el palo izquierdo de Ochoa: 1-1. Y así llegó el entretiempo.

Con errores y aciertos, la segunda parte fue un festival de goles y emociones. A los ocho, América pasó al frente nuevamente. En una distracción defensiva de los argentinos, Castro tocó hacia atrás, Cabañas la tuvo de espaldas al arco y Argüello sacó un remate de otra galaxia. Cuenca apenas la vio pasar. El misil del volante perforó el ángulo superior derecho del arquero y regresó la calma al estadio con el 2-1 parcial.

Lo cierto es que la racha de Arsenal como visitante en esta Sudamericana no había sido una casualidad. Tres triunfos y un empate eran la prueba justa de lo complicado de este equipo. Y no hubo excepción en México. En apenas diez minutos, la tortilla se dio vuelta. ¿Increíble? No. Rendirse a los hechos o reventar. Calderón aguantó, tocó a la izquierda y, de primera, Gómez definió con un derechazo rasante, al palo derecho de Ochoa. El 2-2 era un negocio redondo, que se agigantó aún más cuando el Papu volvió a aparecer. El delantero madrugó a Castro y, pese al patadón que le dio el defensor en la cara, alcanzó a poner la cabeza ante la salida del arquero local. Impresionante: 3-2 y nada que hacer ni decir.

El resto, lógicamente, fue soportar la presión. América, con más empuje que fútbol, fue a la carga con el objetivo de, al menos, conseguir el empate. Y aunque jugó el último cuarto de hora con uno más por la confusa expulsión de Casteglione, no logró doblegar las virtudes que siempre plasma en el campo Arsenal. A base de orden táctico, contundencia y equilibrio, los de Sarandí festejaron otra vez en México, como frente a Chivas, y quedaron a un paso del título en la Sudamericana. El miércoles, en Buenos Aires, volverán a chocar para definir el título. Por ahora, la alegría es sólo argentina.

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